miércoles, 10 de septiembre de 2008

¿De qué nos Reímos en el Cine?




¿De qué nos reímos en el cine?

Esa pregunta retumbaba en mi cabeza mientras la mayoría de los presentes en la sala estallaban en carcajadas mientras transcurrían los primeros minutos de “Una guerra de película”. La guerra en cuestión era una caótica y acida demostración de habilidad humorística. Un plato repleto de desprejuiciados inserts, gags y chistes varios que van desde la mera sátira a los lugares comunes del cine hasta la apuesta a lo más básico del humor escatológico o sexual. Todas las opciones funcionan.
Vuelvo entonces a la pregunta y retruco: ¿Por qué nos reímos con esta truculenta secuencia inicial en donde todo es llevado a un extremo terrible? Esta sucesión de entrañas y miembros humanos que se vuelan se soporta por convención: esto es una comedia y nos tenemos que reír. ¿Se sostiene esto en el tiempo? ¿Nos tenemos que reír siempre?
Es cierto que la cuestión del género es imbatible pero, ¿Alcanza por si sólo para divertirnos?... Sin ir más lejos, el año pasado cuando se estrenó la última entrega de Rambo, el descontrol carnicero en el que desembocaba la película se multiplicaba hasta cubrir la totalidad del metraje. En cierta medida aquello me gustaba por la apuesta al caos pero la mera coherencia no alcanzaba para provocar gracia. Yo me reí mucho con Rambo pero mucha gente la odió sin remedio.
Lo que digo, y no invento nada, es que el género nos predispone. Y también digo que sin algo más en el plato nos quedamos con hambre. Y ese algo más está en la mirada del creador. Bien, ¿alguien en esta sala piensa que Ben Stiller es un realizador prestigioso? Yo levanto la mano. Stiller es un realizador importante, creativo, inteligente, de género, clásico y renovador en cantidades parecidas. Sabe contar, sabe mirar, sabe moverse y democratizar la risa. Trabaja los espacios, sabe cambiar registros, exige a sus actores, sabe elegirlos, tiene amigos piolas y además, nos sabe hacer reír!! Zoolander, ejemplo máximo, es una película irrompible. Una comedia expansiva que mejora con cada nueva observación. Estoy seguro que Una Guerra de película seguirá ese mismo camino. Stiller, aquí sin la compañía generosa de Owen Wilson, buscó en la facilidad (y fragilidad) del cine de guerra la base temática de su nueva perla.

1. Las convenciones del cine de guerra son, como les dije a partir de Rambo, satirizables casi por norma. ¿Hay algo más ridículo que la guerra?
2. Stiller + Black + Downey Jr., eso causa gracia. Estamos ante la creme de la creme, señores. De pie. Además, los adláteres no dan respiro: Cruise, Nolte, McConaughey, Coogan, Baruchel en sus mejores papeles en años.
3. Stiller ha perfeccionado su lectura y narración. Es al cine actual lo que Billy Wilder fue al Hollywood clásico a partir de Sunset Blvd. Espero estoico los insultos pero realmente estamos ante un creador mayor.

¿De qué nos reímos en el cine?
Eso preguntaba hace un rato y puedo decir que en mi caso: creatividad, caos, descontrol pero también saber que hay una mirada, una mano detrás que sabe lo que está haciendo y nos está diciendo algo.

2 comentarios:

Pat- dijo...

Yo quiero ver un párrafo aparte para la actuación del 'negro' Robert Downey Jr.
Con respecto a la pelicula, enteramente, será que hace mucho que no veo una comedia comedia (o sea, lo último que vi fue Muerte en un funeral...) pero Tropic Thunder me hizo reir mucho. Más allá de lo escatológico, hay diálogos, como el de "never go full retard" que merecen un aplauso de esos cómplices en sala llena.
Saludos.

Fede / Billie dijo...

Yo siempre banqué "Freddy got fingered" por los mismos motivos. Una comedia neodadaísta que sin embargo -a diferencia de las estupideces hechas y derechas de las spoofs movies- se le nota el pulso, la mirada ácida y el ritmo cómico de Tom Green.