jueves, 9 de octubre de 2008

My Beloved Monsters... (Hellboy II: El Ejercito Dorado)


Seré directo: Hellboy II es una maravilla. Una construcción freak de una entereza humana increíble. Hellboy, como casi toda la filmografía de Guillermo del Toro (aquí dispuesto a mostrar toda su cinefilia), es una película chispeante, llena de color, fantasía, entretenimiento y un manejo de la acción imaginativa imperdible.
Son varias las cualidades del film, está dicho, y también, si nos ponemos a hilar fino, podrían ser algunas las fallas (una historia principal un tanto débil, conclusiones narrativas algo aceleradas) pero lo que subyace es una sútil mirada humana en la definición de estos dulces y monstruosos personajes. Lo que subyace realmente es el AMOR. Hete aquí la historia y el secreto que hace de ésta una película especial.
Hellboy es desproporcionado y brutal pero está enamorado de la arisca y super femenina Liz Sherman (Ron Pearlman, perfecto en cuerpo y forma, y Selma Blair, sufriente heroína de belleza melancólica). Es en la diferencia terrible donde ellos encuentran amor. Abe (Doug Jones, genial), el adlater eficiente y medido, híbrido acuático, que agrega a su Hawksiana búsqueda del deber cumplido un nuevo poder: EL AMOR. El profesor Broom (John Hurt) trata al niño/adulto, adulto/niño con la calidez de un padre no de un científico. Su cuidado bondadoso sólo se explica con AMOR. Y, finalmente, el alcahuetísimo Johann Krauss, nuevo integrante de la troupe, deja su hermético fundamentalismo para flexibilizar el alma: él también sufrió por AMOR.
Esto, en conclusión, es lo que hace de Hellboy II una maravilla. Ser y dejarse ver como una película movida por el AMOR es responsabilidad de estos freaks que consiguen aceptación en un mundo oscuro y escapista (no puedo dejar de pensar en el Batman de Nolan recorriendo el camino inverso) a base de sus colores, sus golpes, sos dolores, todos ellos consagrados a lo sensible.
Del Toro y sus niños son sensibilidades puestas en acción y es muy dificil no encariñarse con sus gestos, sus luchas. Es muy complicado no reirse o emocionarse con sus bromas, sus charlas. O con aquella antólogica escena donde Abe y Hellboy embrigan sus penas (de AMOR, claro).
Hellboy II es una película explosiva y tierna. Con una acción y una calidez que en tiempos de oscuridades varias parece defender con fuerza ideas casi revolucionarias.

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